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exposición Nereu Soto en Modotti

Adolescècia Transitada / Nereu Soto Codonyer

Haciendo las cosas que queremos hacer

Las que queremos hacer”

Lou Reed, Doing the things that we want to

En ADOLESCENCIA TRANSITADA Nereu toma el control sobre su propia imagen y experiencia y desafía ideas preconcebidas y a menudo simplistas sobre la adolescencia. Se nos presenta en su propio contexto y ofrece una visión sobre las formaciones de la identidad, la interacción social y la huella urbana en la adolescencia, de una manera que pocas veces puede articular un observador adulto.

ADOLESCENCIA TRANSITADA es en sí mismo un poderoso acto de afirmación por parte del joven creador, y el proyecto fotográfico, emerge como la herramienta más eficaz para el manejo de sus conflictos psíquicos, para indagar en su propio conocimiento y hacerse cargo de las ansiedades que le acompañan en la transición desde la infancia a la edad adulta.

Porque la adolescencia no es un fenómeno natural; es un constructo social. A Nereu lo han separado de su vida de irresponsabilidad infantil para someterlo a cierto tipo del aprendizaje y, de repente, ha visto intensificada su relación con otras personas, en claro contraste con lo ocurrido hasta ese momento. Entre esas personas, me encuentro yo, quien escribe esto. Él no es quien era antes de entrar en el Instituto, pero tampoco es lo que será al salir: un joven maduro que probablemente vaya a la universidad y al que se le exigirán algunas responsabilidades más. Pero, mientras se es adolescente, no será ni lo uno ni lo otro.

Y es que el autor y protagonista de ADOLESCENCIA TRANSITADA vive ahora en un limbo caracterizado por la inestabilidad y la imprevisibilidad. No es niño y no se le permite ser adulto. Se ve a sí mismo como un ser turbulento, atrapado en indefiniciones que, paradójicamente, le definen. Vive en una continua situación de vulnerabilidad, expuesto a todo tipo de fuerzas que lo zarandean en todas direcciones. Es una entidad social que se siente en peligro y, precisamente porque está en peligro, y esto es clave para entender su obra, se considera peligrosa. Parece haber puesto ante él los vacíos que agujerean el texto del mundo, aquellas zonas oscuras e inaceptables que quedan ocultas por este océano de imágenes y espacios en apariencia limpios, ordenados, inteligibles de la cultura espectacular en la que buceamos a diario.

La adolescencia es algo que pasa en la cabeza de los adultos, es un constructo social cuya función es someter a gente que se ha de incorporar a la edad adulta a una situación en buena medida esquizoide en la que tendrá que pasarse el tiempo aprendiendo a desobedecer obedeciendo, a obedecer desobedeciendo.

Y es que, en este contexto, Nereu se ha visto obligado a convertirse en un personaje no clasificado, indefinido, ambiguo. Su estado ha devenido tremendamente paradójico, el de alguien alejado de los estados culturales claramente definidos. Se encuentra transitando entre la pérdida y la disolución, sabiendo que en un horizonte de expectativas próximo se verá abocado a procesos de crecimiento, transformación y reformulación de viejos elementos según patrones nuevos.

¿Os dais cuenta de todo esto al ver sus fotos? Necesita transformar su adolescencia, un espacio intervenido, en un lugar de intervención. Se ha convertido en artista porque se resiste a ser intervenido. Sus fotos hablan con claridad de la persona joven que construye un yo, desechando las certezas presupuestas y reemplazándolas con posibilidades.

Habla de la adolescencia como una “alteración del estado constante”, una metáfora rica en implicaciones sobre la transición, la identidad y la memoria, temas que muestran el interés del joven, por cómo las imágenes (y los textos) pueden evocar y desplegar complejidades históricas y personales. Creo que entiende muy bien la capacidad de la fotografía para subvertir narrativas dominantes y revelar historias marginales o suprimidas, una preocupación que se refleja también en la crítica social implícita de sus textos.

No se detiene en criticar las jerarquías sociales y la exclusión basada en normas de género y apariencia: comprende también que los espacios urbanos son escenarios de poder y, por supuesto, de resistencia. ¿Os habéis dado cuenta? Volved a mirar esa serie de fotografías donde reflexiona y juega (es una portería de fútbol) con el concepto de desigualdad y de resistencia en un contexto escolar. La idea de una “revolución paritaria” apunta a las dinámicas de poder y resistencia que caracterizan la lucha contemporánea por la igualdad y la inclusión. Este aspecto del proyecto nos grita que las instituciones sociales perpetúan normas de género restrictivas y nos muestra cómo pueden ser desafiadas y re-imaginadas a través de actos de resistencia cotidianos. No se trata de un simple comentario sobre la adolescencia, sino una crítica a las estructuras de poder y cómo estas se manifiestan en los espacios cotidianos.

O su serie de Crónicas de Barrio, explora cómo la adolescencia se ve influenciada por eventos espaciotemporales, reconociendo que esta etapa de la vida es profundamente social y está culturalmente construida. Está conmocionado y asume la naturaleza de lo que lo conmociona como un mecanismo de defensa contra esta conmoción: yo también intervengo en el espacio público, yo también me transformo y produzco imágenes fotográficas organizadas en series, en proyectos, lo que doy es tan bueno (o tan malo) como lo que recibo.

La noción de que un distrito, un barrio o una calle pueden ser tan definitorios de la identidad, que sugiere una visión de la instalación (y, por extensión, de la fotografía) que trasciende lo meramente físico para abrazar lo social y lo personal. El arte puede y debe interactuar con su entorno, desafiando y redefiniendo las nociones convencionales de lo que constituye un “objeto” artístico.

Creo que, en muchos sentidos, Nereu tiene mucho más que enseñarnos que lo que tiene que aprender de nosotros. La verdad es que, en el fondo, mantenemos una especie de pretensión extraña de superioridad sobre los adolescentes y buscamos guiarlos de la mejor manera posible. Pero ¿por qué no consideramos que, en muchos aspectos, son ellos quienes deberían mostrarnos el camino? No deberíamos verlos como una fuente de problemas dentro de la comunidad, sino como una fuente de alternativas y soluciones. Representan una cierta forma de vivir que nosotros, en algún momento, olvidamos y que, de algún modo, intentamos hacerles olvidar a ellos.

Y una última cosa: si hay alguna idea central, si hay alguna lección que extraer de este proyecto y del trabajo y la vida de Nereu hasta ahora, es que la identidad es mutable y maleable y que todas las personas merecemos la dignidad de autodefinirnos.

Texto de Enrique Zabala, marzo 2024

exposición Nereu Soto en Modotti
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